Macrilandia: Sexto aumento de naftas de Aranguren.


Cómo se transita un combate a la inflación con tarifas de combustibles y servicios dolarizadas y con aumentos programados durante 4 años es una pregunta que Durán Barba aconsejaría no responder. "Ustedes no respondan lo que les preguntan los periodistas y los políticos. Ustedes háblenle a la gente", expuso Durán Barba ayer (30.06.2017) ante la plana mayor de Cambiemos en Parque Norte de cara a las próximas elecciones de octubre, "la gente no vota por cosas abstractas sino por su bienestar", agrega el asesor ecuatoriano del gobierno.

No es Aranguren uno de los hijos dilectos de Durán Barba, protegido de Marcos Peña y el ala política del gobierno, entendiendo como "ala política de Cambiemos" aquellos funcionarios más atentos, sensibles u obedientes a la fundamental estrategia de marketing paralelo que genera la política económica CEOliberal implementada. Para Aranguren, ministro de Energía, toda esa batería de eufemismos y engaños publicitarios es ruido en la línea. Para Aranguren "si el consumidor considera que el precio del combustible es alto, deja de consumir" y se acabó.

Es por esa actitud técnica, fáctica y soberbia que el ala política de Cambiemos apartó a Aranguren de la exposición pública, después de que su imagen llegara a niveles récord de rechazo popular hasta el mismo zaguán de la renuncia. El modo en que Aranguren anuncia los sucesivos aumentos de tarifas, tanto en los servicios como en los combustibles, irrita doblemente a la población. Y no hubo sondeos de su imagen sobre la mínima porción politizada que sabe de sus conflictos de intereses, sobrefacturaciones, licitaciones y maniobras en favor de la empresa que lo cobijó 30 años (Shell).

Ahora, otra vez, el valor de las naftas sube 7,2% en promedio y el gasoil otro 6% a partir del domingo 2 de julio (2017), en el marco de un ajuste decidido por las petroleras sin intervención del Ministerio de Energía, que sólo se limitó a avalarlo políticamente.

Según el acuerdo de revisión trimestral de precios para los combustibles líquidos que impulsó el gobierno entre petroleras para trasladar cualquier movimiento en los costos al surtidor (y al consumidor), a partir del domingo comenzaría a regir el aumento. Para el caso de YPF, la empresa estatal que suele tener los precios más bajos (y el 55% del mercado local), en Capital Federal, la nafta súper pasa de $18,43 a 19,72 pesos el litro y el gasoil de $16,34 a $17,30.

Con este ajuste, en lo que va del año (2017) el precio al público se encareció más de 15% en naftas y 11% en gasoil, lo que vuelve a impactar directamente en los costos de transporte y logística que, a su vez, deriva en mayor presión en el nivel general de precios y una segunda ronda de aumentos.

El año pasado (2016) el ministerio de Energía encabezado por Juan Aranguren aprobó cuatro ajustes consecutivos de precios, que se concentraron todos durante el primer trimestre y que, sumados, implicaron un alza del 31%. Enero de este año (2017) comenzó con otro salto de 8%, que Aranguren justificó como un reconocimiento por la suba de costos de 2016. En síntesis: la administración Cambiemos permitió durante el año pasado (2016) cuatro aumentos en la nafta (6% en enero, 6% en febrero, 6% en marzo y 10% en mayo), en el primer mes de este año (2017) otra suba de 8% y ahora sumó 7,2% más. En los últimos dieciocho meses, la súper acumula una suba del 51%. El litro, que se conseguía a 13,01 pesos en diciembre de 2015 cotiza a 19,72 pesos. Es decir que se necesitan 986 pesos para llenar un tanque de 50 litros.

Con el objetivo de establecer un esquema de “precios libres” para cuando termine el año, Aranguren (ex CEO de Shell) estableció un mecanismo de trabajo con las petroleras para revisar los costos. En ese acuerdo se estableció que la variación en los combustibles depende de los siguientes factores: valor del peso frente al dólar, cotización del barril de crudo internacional y variedades que se producen en el país, como biocombustibles. Pese a que el importe de naftas y gasoil es decidido por la industria, Energía monitorea el convenio firmado por el sector.

Así es, el precio de los combustibles fue dolarizado por Aranguren. La consecuencia de esta medida es que como en las últimas semanas, el Banco Central (BCRA) dejó subir el dólar cuando convalidó la devaluación de la moneda local (el dólar llegó al histórico valor de $16,88), llegó la presión sobre los valores de los combustibles, que en las estaciones de servicio se pagan en pesos. A mayor depreciación, entonces, las empresas requieren de más pesos para pagar su principal materia prima.

Estas medidas, pensadas y dirigidas desde el sector empresarial, son las que esmerilan el bienestar poblacional en beneficio de las empresas. El discurso esquizofrénico para encubrirlas versa sobre un "combate a la inflación".

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