Caso Maldonado: Gobierno PRO versus Gendarmería.


El martes apareció el cuerpo, a cinco días de las (cruciales) elecciones. Hoy, Jueves, el ministro de Justicia, Geman Garavano, habló por primera vez tras la aparición del cuerpo en el río Chubut, que pertenecería a Santiago Maldonado: pidió "bajar la ansiedad" y "no generar apresuramiento" con el resultado de la autopsia que determinará la causa de la muerte. Es decir que los resultados de la autopsia se conocerán después de las elecciones.

Los agentes de marketing del gobierno insisten aún con retirar a Macri del caso. Mientras se difundía la noticia del hallazgo del cuerpo, el empresario viajaba a Uruguay a la Conferencia Mundial sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT). Siguiendo en la línea del silencio presidencial, Garavano aseguró que Macri sigue el caso "con preocupación". "Nos ha dado la orden de poner todo a disposición de la justicia para que se pueda esclarecer lo antes posible".

La reunión se llevó a cabo en momentos en que llegaba al aeroparque metropolitano el cuerpo encontrado el martes en el río Chubut y que ya se encuentra en la morgue judicial del Cuerpo Médico Forense, donde mañana (viernes) a las 9.30 comenzará la autopsia.

La difusión de la noticia de que desde el gobierno salieron a atacar los teléfonos de los ciudadanos de la ciudad de Buenos Aires con una encuesta sobre el impacto del caso Maldonado en las elecciones indica que el Gobierno reacciona (y no acciona).

En este marco, la aparición del cuerpo en el río Chubut sería el pico cúlmine de la crisis del pacto entre el Gobierno y la Gendarmería, fuerza que durante la primera parte del mandato de Macri fue la preferida de la Rosada.

La versión de que el Gobierno rompió el pacto de apoyo a Gendarmería en el caso Maldonado, que Patricia Bullrich llevó al extremo al decidir no apartar a ninguno de los efectivos que participó del operativo del 1º de agosto en Esquel, donde se vio por última vez a Santiago, circula como circularon las fotos del cuerpo hallado. Incluso, hay especulaciones bastante más graves sobre el motivo de la aparición del cuerpo días antes de las elecciones.

Hace algo más de un mes que la ministra de Seguridad fue corrida del caso y con ello se cayó la protección total a la fuerza. Coincidió eso con la aparición de audios y elementos que complicaron a un grupo de gendarmes, de los que incluso trascendieron sus nombres, después de 40 días donde supuestamente no había ninguna fisura en sus versiones. Entonces las voces oficialistas (Lanata, Carrió y otras) a través de las usinas oficialistas (TN, El Trece, Mitre, Infobae, La Nación y otras) ya derramaban la hipótesis del exceso unipersonal entre decenas de versiones de apariciones efímeras de Maldonado.

Ya en ese momento en la fuerza tenían la sensación de que la Rosada no veía mal que la investigación se centrara en algún "exceso" aislado. Esto parece confirmarse hoy con las versiones de que en el Gobierno aceptan que pudo haber muerto a raíz de la represión, pero que buscan descartar la hipótesis de una desaparición forzada, lo que involucraría a toda la fuerza y por ende al Estado nacional. Esta es la causa por la que el Círculo Rojo señala a un molesto Macri.


Fuentes de la fuerza indicaron que ya antes del caso Maldonado había cierto fastidio por la decisión del Gobierno de desarticular los operativos Centinela y Cinturón Sur, que implica el traslado de gendarmes desde el Conurbano a la frontera.

El problema para el Gobierno es que durante largos meses eligió concentrar en la Gendarmería la lucha contra el narcotráfico y otros temas sensibles, y relegó a las otras fuerzas nacionales, especialmente a la Policía Federal, donde hay bronca desde hace meses porque se sienten totalmente postergados por Macri, en quien confiaban para convertirse en una especie de FBI argentino. Lejos de eso, el Gobierno traspasó a la Ciudad el grueso de su estructura y personal. Con Gendarmería a cargo de la lucha contra el narco, la PFA quedó sin un rol claro.

Esto derivó en una guerra fría entre ambas fuerzas, con informes reservados cruzados. Por un lado, la Gendarmería elaboró un peritaje de la muerte del fiscal Alberto Nisman que destruyó la investigación de la PFA, que había encauzado todo hacia un suicidio.

En paralelo, se especula con que la PFA tendría informes de inteligencia que apuntan a Gendarmería por la muerte de Maldonado. En el trascurso de los 80 días de la desaparición de Santiago, se sospechó varias veces que muchos datos para complicar a Gendarmería salieron de la PFA.

Pareciera que también entra en crisis la opción de sacrificar a siete gendarmes en pos de salvaguardar a la fuerza, diluir el estigma de “desaparición forzada” y borrar el encubrimiento.

No sabemos aún el tamaño del impacto Maldonado. Sí sabemos que el gobierno PRO empieza a perder el monopolio de la sospecha, fuente fundamental de su crecimiento mediático.

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